"El estilo es el vestido del pensamiento" Séneca

jueves, 10 de enero de 2013

La elección de los accesorios: Velos y Mantillas

En éste post, queremos despejar alguna de las dudas que más nos consultais las novias: ¿velo o mantilla?¿con o sin?. Primero deciros que, el velo, no tiene por que dar una imagen clásica, ya que existen cientos de velos y muchas formas distintas de llevarlo. El velo completa el look de la novia, lo culmina y enriquece, así que velo, ¡¡SIEMPRE!!

Mantilla española: La mantilla tiene unas medidas especiales, desde 50cm x 1,50 m, 1m x 2,50 y así sucesivamente. Son piezas de encaje estrechas y alargadas, con terminación en blonda de encaje. Existen muchas calidades de mantillas y tipos de encaje, desde chantilly clásico finísimo, hasta blonda castellana de flor grande, gruesa y con mucho peso confeccionadas a mano, un lujo de exquisitez.



Hay que tener en cuenta, que si deseas llevar mantilla en tu boda, ya sea porque tengas alguna joya o reliquia     familiar que te gustaría llevar o simplemente por que te apetezca, la mantilla es el único accesorio que condiciona la elección del vestido de novia ya que al ser un complemento muy importante y recargado, el vestido ha de ser absolutamente sencillo, donde el tejido y el corte sea el punto fuerte, con pocos o nulos adornos de encaje y/o pedrería. La mantilla se puede poner a lo ancho sobre los hombros o a lo largo, sujeto con una peineta. La peineta clásica de nácar grande se la dejamos a las madrinas, la novia debe ser más sutil.

Velo amantillado: Se llama así al velo liso de tul, que tiene terminación de encaje. También aquí, nos encontramos muchos tipos distintos de encaje, en cuanto a calidades y anchos. Desde una pequeña y sencilla blonda que termina en ondas, hasta terminaciones de 20 o 30 cm ya sea de fino encaje chantilly  o rebrodé, más pesado y con relieve, a veces incluso bordados en pedrería.




El velo amantillado es perfecto para cualquier tipo de vestido, ya sea sencillo de corte clásico hasta vestidos de encaje, volantes, con volumen, rectos.....sólo hay que jugar con el ancho de la terminación para no recargar el look final.

Velo sencillo: Aqui catalogamo el resto de los velos: completamente lisos sin terminación alguna, con un pequeño cordón, con bies de distintos anchos, salpicado de pedreria o con algún bordado ligero en cadeneta.... Este tipo de velo es válido para los vestidos más recargados, bien de encaje con pedrerias o volantes, donde la misión del velo es simplemente darle el toque final, siendo un accesorio, no un complemento, o cuando la novia no quiere restarle importancia al vestido.




Calidades y largo: Existen varias calidades distintas de tul, desde el velo clásico que queda hueco hasta el de seda o mano de seda, de rabiosa tendencia, y que son velos de tul blandito que cae en cascada por los hombros y espalda. Si te decides por un velo largo, ha de sobresalir siempre del vestido mínimo un palmo. Si te decides por un velo cortito, puedes llevarlo con doble capa hasta la cintura o cadera.


Recuerda que:

- El velo o mantilla se sujeta con una peineta a la cabeza. Pide siempre que te la cosan cuando lo adquieras. Luego puedes adornarlo con un broche o peineta en plata.



- El velo se puede llevar con doble capa funcida en la peineta, adornando la espalda, o bien sencillo, partiendo de la peineta. Nunca hacia el rostro, eso se lo dejamos a nuestras queridas abuelitas :)




- El velo tipo pirata es tendencia, pero ha de ir acorde al diseño del vestido. Recuerda que no tienes que ser guapisima para poder llevarlo, sino que simplemente ha de favorecerte, independientemente de tu rostro. La única diferencia para poder levarlo así, es la manera de coser la peineta.



- El velo y la mantilla, una vez entras en el salón, te lo puedes quitar y echártelo con gracia sobre los hombros, anudándolo atrás, así seguirás luciéndolo y adornarás el vestido como si fuese un chal.




- Si te prestan un velo, asegúrate que es del mismo color que el vestido ya que con el tiempo, los tules tienden a amarillear.


Y si no quieres velo, siempre puedes llevar un maravilloso tocado, o los dos!! ya que no están reñidos si se eligen juntos y con gusto. No renuncies a los accesorios, piensa que  si no los llevas en tu boda, difícilmente encontrarás otra ocasión.




Beatriz Mateos, diseñadora y estilista para novias.
¿Tienes alguna duda? no dudes en consultarnos en : info@factoysposa.com













jueves, 3 de enero de 2013

La historia del vestido de novia

Blanco, beige, crudo, marfil o champán son algunos de los colores más utilizados en los vestidos de novia de hoy en día pero ¿qué significa esta tradición? y ¿de dónde viene utilizar el blanco para el vestido de novia?

Recordamos nítidamente cómo nuestras abuelas usaban el negro en su vestido de novia y nos sorprendemos al conocer que el blanco, y toda su gama, no se generalizó para los vestidos de novia hasta mediados del siglo XX. Y es que en épocas pasadas la mujer se casaba con el traje regional o con uno similar al de cada día pero en tejido más rico, elaborado y con más adornos. No fue hasta finales del siglo XIX que se empezó a utilizar un vestido de novia propiamente dicho y específico para las bodas.






En la Edad Media cualquier traje servía para casarse, pero lo más común era hacerlo con colores alegres y túnicas rojas. En cambio, durante el Renacimiento lo hacían con vestidos de novia que seguían las modas del momento: las mujeres nobles lucían costosísimos brocados de oro y plata, mientras que las más humildes estrenaban un traje que luego les sirviera para sus tareas diarias. La moda del diseño blanco para el vestido de novia la impuso, sin querer, la Reina Victoria de Inglaterra en 1840, cuando se casó con Alberto de Sajonia con un traje blanco bordado en oro. En los años siguientes todas las damas de la nobleza lucieron esta tonalidad en cuidados vestidos de novia en los que añadían antiguos velos familiares de encaje.





Además, y por otro lado, el catolicismo, que siempre había relacionado el blanco con la pureza, a partir del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854 empezó a asociar este color con la virginidad de la mujer, otorgando un importante valor moral a esta tonalidad.






En España, no fue hasta bien entrado el siglo pasado que las novias adoptaron la blanca moda nupcial europea y hasta entonces continuaban utilizando vestidos de novia negros debido a la recesión económica que sufría el país. Las grandes bodas retransmitidas masivamente por televisión como la de Fabiola de Mora y Aragón con el rey de Bélgica y la de Grace Kelly con Rainiero de Mónaco supusieron el lanzamiento definitivo de color blanco para el vestido de novia, que hoy perdura con toda su fuerza en la moda nupcial nacional.





Fuente: web novias